
Él, Martín y ella, Guadalupe, estaban enamorados. Iban a la misma secundaria, y eran novios desde hacía once meses.
Se acercaba el gran viaje. Se irían a Bariloche de viaje de egresados en diciembre y llegarían allí el día anterior al aniversario de un año de novios.
Ambos se esforzaron por terminar aprobando todas las materias. Lo lograron.
Llegó el día tan ansiado. Estaba toda la división en la puerta del colegio esperando que subieran todos los bolsos al micro, para poder subir ellos. Martín estaba con su familia. Guadalupe también. Martín se despidió de sus padres y tomó valor para darse a conocer por los padres de Guadalupe.
-Hola, soy Martín, deben haber escuchado de mi, soy el novio de Guada.
-Un gusto -respondió el padre de Guadalupe, estrechándole la mano -. Cuidála bien a mi hija durante el viaje - agregó bromeando.
Martín tragó saliva y asintió. Se despidieron y subieron al micro.
Fue un largo viaje. Pero finalmente terminó, habían llegado a Bariloche. Se asignaron las habitaciones y fueron a acomodar los bolsos.
Una vez que Martín finalizó, se tiró sobre su cama exhausto. Charlando con sus compañeros de cuarto, se acordó que dentro de una hora cumpliría un año de novio con Guadalupe. Se lo contó a sus amigos y ellos acordaron en dejarle la habitación sola para ellos a partir de las doce.
Llegó el momento. Martín le agradeció a sus compañeros y fue a buscar a Guadalupe. Se dieron un largo beso y Martín le contó sobre la habitación. Guadalupe accedió. Una vez en la habitación, ambos empezaron a desvestirse, quedaron en ropa interior y Guadalupe le pidió a Martín que la escuchara un minutito.
-Tengo que confesarte algo- dijo -.Yo te quiero mucho y vos sabés que estoy enamorada de vos, pero todavía soy virgen.
Martín le dijo que no había problema, que la cuidaría mucho. Eso lo hizo recordar al padre de ella, pero rápidamente logró sacarse esa imagen de la cabeza.
Continuaron desvistiéndose, tras lo cual hicieron el amor apasionadamente. Luego Guadalupe se largo a llorar de la emoción. Derramaba las lágrimas sobre el hombro de Martín.
No se lo contaron a nadie, era su secreto.
La última noche del viaje, repitieron la escena. Pero antes de que Guadalupe empezara a llorar, Martín, le dio una cajita a Guadalupe, diciéndole que ahí adentro estaba todo lo que ella significaba para él. Martín hizo prometer a Guadalupe que abriría la pequeña caja, la noche siguiente, antes de acostarse. Esta vez, no lloró Guadalupe sola, sino que Martín la acompañó. Se acostaron a dormir y al día siguiente, en el micro, el uno evitó al otro por la vergüenza que sentían.
Una vez terminado el viaje, no pudieron evitar darse un largo y apasionado beso. Luego Martín le guiñó el ojo a Guadalupe, dándole a entender que esa noche antes de acostarse abriera la cajita.
Esa noche Guadalupe cenó, se bañó y luego de ponerse el pijama, abrió la cajita. En ella había una rosa… una rosa podrida y toda marchita. Al lado de la flor, había una carta que decía: “Bienvenida al mundo del sida”.
Se acercaba el gran viaje. Se irían a Bariloche de viaje de egresados en diciembre y llegarían allí el día anterior al aniversario de un año de novios.
Ambos se esforzaron por terminar aprobando todas las materias. Lo lograron.
Llegó el día tan ansiado. Estaba toda la división en la puerta del colegio esperando que subieran todos los bolsos al micro, para poder subir ellos. Martín estaba con su familia. Guadalupe también. Martín se despidió de sus padres y tomó valor para darse a conocer por los padres de Guadalupe.
-Hola, soy Martín, deben haber escuchado de mi, soy el novio de Guada.
-Un gusto -respondió el padre de Guadalupe, estrechándole la mano -. Cuidála bien a mi hija durante el viaje - agregó bromeando.
Martín tragó saliva y asintió. Se despidieron y subieron al micro.
Fue un largo viaje. Pero finalmente terminó, habían llegado a Bariloche. Se asignaron las habitaciones y fueron a acomodar los bolsos.
Una vez que Martín finalizó, se tiró sobre su cama exhausto. Charlando con sus compañeros de cuarto, se acordó que dentro de una hora cumpliría un año de novio con Guadalupe. Se lo contó a sus amigos y ellos acordaron en dejarle la habitación sola para ellos a partir de las doce.
Llegó el momento. Martín le agradeció a sus compañeros y fue a buscar a Guadalupe. Se dieron un largo beso y Martín le contó sobre la habitación. Guadalupe accedió. Una vez en la habitación, ambos empezaron a desvestirse, quedaron en ropa interior y Guadalupe le pidió a Martín que la escuchara un minutito.
-Tengo que confesarte algo- dijo -.Yo te quiero mucho y vos sabés que estoy enamorada de vos, pero todavía soy virgen.
Martín le dijo que no había problema, que la cuidaría mucho. Eso lo hizo recordar al padre de ella, pero rápidamente logró sacarse esa imagen de la cabeza.
Continuaron desvistiéndose, tras lo cual hicieron el amor apasionadamente. Luego Guadalupe se largo a llorar de la emoción. Derramaba las lágrimas sobre el hombro de Martín.
No se lo contaron a nadie, era su secreto.
La última noche del viaje, repitieron la escena. Pero antes de que Guadalupe empezara a llorar, Martín, le dio una cajita a Guadalupe, diciéndole que ahí adentro estaba todo lo que ella significaba para él. Martín hizo prometer a Guadalupe que abriría la pequeña caja, la noche siguiente, antes de acostarse. Esta vez, no lloró Guadalupe sola, sino que Martín la acompañó. Se acostaron a dormir y al día siguiente, en el micro, el uno evitó al otro por la vergüenza que sentían.
Una vez terminado el viaje, no pudieron evitar darse un largo y apasionado beso. Luego Martín le guiñó el ojo a Guadalupe, dándole a entender que esa noche antes de acostarse abriera la cajita.
Esa noche Guadalupe cenó, se bañó y luego de ponerse el pijama, abrió la cajita. En ella había una rosa… una rosa podrida y toda marchita. Al lado de la flor, había una carta que decía: “Bienvenida al mundo del sida”.
1 comentario:
impactante..tal vez medio inesperado el final..pero esta increiblee..escribe cosas mui lindaas el señor paska =)
siiga asi Sr
c lo keire taaaanto x ak =)
elii
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