miércoles, 21 de marzo de 2007

Esa Mujer

-¿Cómo que odias enamorarte Ale?- le pregunté a mi mejor amigo mientras me bajaba del colectivo. No escuché qué respondió pero no me importó, él seguía en el colectivo hasta su casa donde se bajaría, y continuaría con su monótona semana de siempre. Yo por mi lado, mientras caminaba iba viviendo la vida, disfrutándola en cada momento, me gustaba eso de querer a alguien.
Deje de caminar, ¿Era verdad? ¿Era yo feliz con mi vida? Decidí sentarme en la vereda a pensar un poco en mi vida. Era medio raro, yo ahí sentado y la gente pasando. De pronto abrí los ojos, me di cuenta de la realidad ¿Querer? No, no era solo quererla. Esa mujer tan especial, de la que me acordaba cada vez que veía a una pareja en el colectivo. Esa mujer que te parece tan perfecta tanto por afuera como por adentro. Esa mujer que cuando la ves te tiemblan las manos, te dan escalofríos y sentís cosquillas en la panza… Esa mujer que me tenía… No, no, ¿como que me tenía? Yo la tenía a ella, es decir, éramos amigos desde hacia mucho. Pero, si yo la tenía a ella: ¿Cómo es eso de que no podía dejar de pensar en ella?… ella me tenía a mí, estaba enamorado, mi alma era una posesión de ella. Ahora entendía a mi amigo Ale.
-Che pibe dale, despertate y decime la hora que me tengo que ir.- Mire el reloj sin siquiera levantar la cabeza. No llegue a decirle la hora, cuando me dijo que le de el reloj.
Estaba por darle el reloj, cuando me di cuenta que ya había perdido mi alma, que más podía perder en este mundo. Nada, definitivamente nada. Y en cambio, en otro mundo podía recuperar mi alma, mi ser.
Hizo un gesto extraño y se acerco otro chico que justo pasaba por ahí, o eso creía yo. El segundo sacó una navaja, mientras que el primero me levantaba de los pelos. Me dieron una oportunidad más, pero yo ya no estaba allí, yo estaba soñando en un nuevo mundo en el cual iba a ser libre, iba a tener mi alma, yo iba a ser dueño de mi mismo. Me quise hacer el valiente, pero fue en vano. Tomaron mi reloj de mi brazo y mi celular del bolsillo, sin dejar que yo trate de escapar...

Mientras ellos se iban caminando como si no hubiera pasado nada yo quede tirado en el piso malherido.
Pensé en ella, pense en un mundo de libertad, en un mundo de libre albedrio para mi, se me dibujo una sonrisa en el rostro...

1 comentario:

Anónimo dijo...

What a data of un-ambiguity and preservеness of valuablе κnowlеԁge
on the topic of unexpесted emоtions.
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