sin dejar de escucharte
siento que empiezo a mirarte
y al intentar tocarte
no hago mas que arruinarte
en el aire vuela
como un sonido cualquiera
pero este deja una idea
a la humanidad entera
es de lo mejor
que pasa y deja color
tambien deja olor
y mucho calor
depende de como lo cante
si quiere guerra y hambre
y depende de como lo diga
si quiere risa y vida
un mundo sin voz
no tiene razon
un mundo sin color
no tiene cancion
domingo, 13 de julio de 2008
domingo, 6 de julio de 2008
El Pequeño Bichito
Estaba él, como cualquier otro adolescente, un viernes a las once de la noche yendo a encontrarse con sus amigos. Primero saldría él con “los chicos” y después se encontraría con la novia. La primera salida le ayudó mucho. Él contaba con sus amigos para todo, podían preguntarse, contarse y buscar apoyo para cualquier cosa. Esta vez, más allá de su situación, hablaron de los temas que él quería, y también de cosas intrascendentes. Charlando, riendo, derepente se tragó un insecto. Luego de toser y toser para tratar sacarlo, decidió que la única solución a su ahogo era tomar un trago largo de cerveza y dejar que el bichito entrara en su cuerpo.
Una vez adentro, la mosquita, empezó a recorrer el lugar. Era muy extraño, no sabía con qué se iba a encontrar. Pronto, escuchó un ruido que hacía “tuc tuc, tuc tuc”. Y seguía, no cesaba. Decidió acercarse allí. Mientras el ruido se iba intensificando el bichito comenzó a sentir vibraciones cada vez mayores, en cada latido una vibración. No mucho tiempo después, escuchó una voz. Venía del mismo que hacía el latido. Entre cada latido, le decía una palabra.
-“Hola, ¿quién sos?”
-“Yo no soy de este cuerpo, soy una mosquita. Estoy buscando la salida.”-respondió el bichito mientras seguía latiendo - “¿Vos quién sos?”
-“Yo soy el ‘rebelde’. Todos acá funcionan bajo el mando del de arriba, yo no. Además yo soy el que sufre y el que hace sufrir, el que es feliz y el que hace ser feliz, el que se enoja y el que hace enojar, el que odia y hace odiar, el que quiere y hace querer, el que ama y hace amar.”-
-“Ah, debes ser importante.”-comentó el bichito y luego intrigado preguntó -“¿Cómo es eso del de arriba? ¿Quién es?”
-“Él es el malo, es el jefe, es el que piensa, es el más inteligente, es al que más se lo escucha desde afuera, es el que tiene el poder.”
-“Casi siempre estamos en contra nosotros”-siguió el corazón-“pero es malo para mi, porque a él se lo escucha mejor”
-“Bueno, voy para arriba a ver si encuentro al de arriba”-se despidió la mosquita y comenzó a volar como podía y para donde podía.
Después de vueltas y vueltas se encontró con alguien a quien podía preguntar como llegar hasta el de arriba, pero primero se presentó.
-“Hola, yo soy un bichito”
-“Yo soy el Tiempo”-respondió la piel, orgullosa y soberbia ante la impotencia de todos mientras ella marcaba el tiempo, primero estirándose y luego arrugándose.
-“Ah, debes ser importante”-respondió el bichito poco crédulo.
-“Si, la más importante”-se enalteció la piel-“después del de arriba, obvio”
-“Yo justo lo estaba buscando, ¿cómo llegó a él?”
La piel fue guiando a la mosquita por la superficie del cuerpo hasta arriba de todo y allí le dijo, si querés ver al cerebro tenés que seguir por acá. El bichito agradecido se despidió.
De pronto algo similar a una piedra le impedía el paso, era gris y muy grande y antes de que el bichito se presentara la materia gris le dijo:
-“Yo te conozco. Me acuerdo de vos entrando por la boca. Que fea sensación me hiciste sentir.”
-“Si, fue un accidente”-dijo el bichito-“ahora me quiero ir y no se cómo”
-“Yo no te puedo decir eso. Yo todo lo que sé es el pasado, todo lo que ya pasó. Afuera me llaman memoria”-dijo
-“Pero, ¿sin vivir el presente sos feliz?”
-“Si, mi presente es el pasado más inmediato.”-respondió inteligentemente y luego agregó-“Aparte tengo muy lindos recuerdos, mira”
Después de ver los hermosos recuerdos de una chica y un chico (él), el bichito se despidió.
Según las instrucciones que le había dado la materia gris, estaba cerca de la otra parte del de arriba y el camino era fácil. Así fue.
Una vez con el de arriba el bichito preguntó por la salida, no sin antes presentarse y muy temeroso, por lo que le había dicho el corazón del de arriba.
-“¿Por qué debería decirte?”-respondió el cerebro.
Después de una ardua discusión con el cerebro, el bichito no sólo obtuvo el camino de salida sino que también comprobó que, como había dicho el corazón, el de arriba era el jefe, el que pensaba, el más inteligente.
Una vez afuera el bichito decidió seguir al chico, estaba con la chica de la materia gris y en la conversación que estaban teniendo (que parecía bastante seria) se notaba cuando el corazón se escuchaba y cuando no. Se notaba cuando la piel se imponía ante el resto y demostraba el tiempo que ya había pasado. Los dos adolescentes, llorando, se limitaron a recordar y recordar y recordar, dejando escuchar solamente la memoria de cada uno, lo más hermoso y feliz que tenían.
Una vez adentro, la mosquita, empezó a recorrer el lugar. Era muy extraño, no sabía con qué se iba a encontrar. Pronto, escuchó un ruido que hacía “tuc tuc, tuc tuc”. Y seguía, no cesaba. Decidió acercarse allí. Mientras el ruido se iba intensificando el bichito comenzó a sentir vibraciones cada vez mayores, en cada latido una vibración. No mucho tiempo después, escuchó una voz. Venía del mismo que hacía el latido. Entre cada latido, le decía una palabra.
-“Hola, ¿quién sos?”
-“Yo no soy de este cuerpo, soy una mosquita. Estoy buscando la salida.”-respondió el bichito mientras seguía latiendo - “¿Vos quién sos?”
-“Yo soy el ‘rebelde’. Todos acá funcionan bajo el mando del de arriba, yo no. Además yo soy el que sufre y el que hace sufrir, el que es feliz y el que hace ser feliz, el que se enoja y el que hace enojar, el que odia y hace odiar, el que quiere y hace querer, el que ama y hace amar.”-
-“Ah, debes ser importante.”-comentó el bichito y luego intrigado preguntó -“¿Cómo es eso del de arriba? ¿Quién es?”
-“Él es el malo, es el jefe, es el que piensa, es el más inteligente, es al que más se lo escucha desde afuera, es el que tiene el poder.”
-“Casi siempre estamos en contra nosotros”-siguió el corazón-“pero es malo para mi, porque a él se lo escucha mejor”
-“Bueno, voy para arriba a ver si encuentro al de arriba”-se despidió la mosquita y comenzó a volar como podía y para donde podía.
Después de vueltas y vueltas se encontró con alguien a quien podía preguntar como llegar hasta el de arriba, pero primero se presentó.
-“Hola, yo soy un bichito”
-“Yo soy el Tiempo”-respondió la piel, orgullosa y soberbia ante la impotencia de todos mientras ella marcaba el tiempo, primero estirándose y luego arrugándose.
-“Ah, debes ser importante”-respondió el bichito poco crédulo.
-“Si, la más importante”-se enalteció la piel-“después del de arriba, obvio”
-“Yo justo lo estaba buscando, ¿cómo llegó a él?”
La piel fue guiando a la mosquita por la superficie del cuerpo hasta arriba de todo y allí le dijo, si querés ver al cerebro tenés que seguir por acá. El bichito agradecido se despidió.
De pronto algo similar a una piedra le impedía el paso, era gris y muy grande y antes de que el bichito se presentara la materia gris le dijo:
-“Yo te conozco. Me acuerdo de vos entrando por la boca. Que fea sensación me hiciste sentir.”
-“Si, fue un accidente”-dijo el bichito-“ahora me quiero ir y no se cómo”
-“Yo no te puedo decir eso. Yo todo lo que sé es el pasado, todo lo que ya pasó. Afuera me llaman memoria”-dijo
-“Pero, ¿sin vivir el presente sos feliz?”
-“Si, mi presente es el pasado más inmediato.”-respondió inteligentemente y luego agregó-“Aparte tengo muy lindos recuerdos, mira”
Después de ver los hermosos recuerdos de una chica y un chico (él), el bichito se despidió.
Según las instrucciones que le había dado la materia gris, estaba cerca de la otra parte del de arriba y el camino era fácil. Así fue.
Una vez con el de arriba el bichito preguntó por la salida, no sin antes presentarse y muy temeroso, por lo que le había dicho el corazón del de arriba.
-“¿Por qué debería decirte?”-respondió el cerebro.
Después de una ardua discusión con el cerebro, el bichito no sólo obtuvo el camino de salida sino que también comprobó que, como había dicho el corazón, el de arriba era el jefe, el que pensaba, el más inteligente.
Una vez afuera el bichito decidió seguir al chico, estaba con la chica de la materia gris y en la conversación que estaban teniendo (que parecía bastante seria) se notaba cuando el corazón se escuchaba y cuando no. Se notaba cuando la piel se imponía ante el resto y demostraba el tiempo que ya había pasado. Los dos adolescentes, llorando, se limitaron a recordar y recordar y recordar, dejando escuchar solamente la memoria de cada uno, lo más hermoso y feliz que tenían.
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